Hans van Meegeren es considerado uno de los más grandes falsificadores de la historia al haber engañando al mundo del arte con sus falsificaciones de Johannes Vermeer, el gran maestro holandés del siglo XVII.
Aunque comenzó los estudios de arquitectura, decidió dejarlos para convertirse en pintor. Era un buen retratista y ganaba la vida pintando retratos de la alta sociedad en La Haya. Sin embargo, no estaba satisfecho con su trabajo. Él quería convertirse en un artista sobresaliente, un genio de la pintura, no un simple retratista.
En abril de 1917 tres compañeros, uno francés y dos estadounidenses, paseaban por las calles de Nueva York con el fin de llegar al establecimiento del señor J.L. Mott, una tienda especializada en fontanería. Walter Arensberg, coleccionista, crítico de arte y poeta y Joseph Stella, artista, acompañaban a Marcel Duchamp, también artista, a comprar un urinario.
La artista holandesa Judith Leyster era un prodigio artístico en su nativo Haarlem en los 1600´s. Cuando tenía 24 años ya había sido admitida al prestigiado gremio de los pintores de San Lucas. Sin embargo, su nombre y obra fueron olvidados por casi 200 años hasta que se presentó una disputa entre una galería inglesa, una firma inglesa y un cliente en París por una obra supuestamente atribuida al gran virtuoso, Frans Hals.
La historia del color verde ha sido siempre controvertida. En la cultura del Islam ha sido reverenciado por evocar el paraíso; era el color de los cielos en la dinastía Ming; sin embargo en la cultura occidental ha tenido un significado ambivalente, y su producción, desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII ha generando tonos verdes fugaces y venenosos.
-¿Qué pasa en el mundo del arte cuando una casa de subastas organiza su propio departamento forense ofreciendo una infinidad de pruebas científicas para ofrecerle al coleccionista– quien está gastando cientos, miles o millones de dólares - la seguridad de adquirir una obra maestra? El mundo del arte entra en pánico. Significa que hay la posibilidad de adquirir una obra falsa. - (Jonathan Jones on Art, The Guardian, 15/02/2017)
Lavinia Fontana pintaba mientras su marido cuidaba a los hijos. Durante el Renacimiento la ciudad de Boloña mostraba una excepcional actitud progresiva hacia las mujeres. Su universidad aceptada estudiantes mujeres desde el siglo trece.